A lo largo de los últimos años, el ayuno intermitente ha pasado a considerarse como un método más para promover la pérdida de peso. Sin embargo, tal y como cuentan Emilia Cancer Minchot, especialista Endocrinología y Nutrición y Alicia Moreno Borreguero, enfermera de nutrición, es importante recalcar que el ayuno no puede considerarse una dieta. Puesto que esta pauta implica restringir alimentos durante un tiempo determinado, mientras que el concepto de dieta se refiere a la ingesta habitual de alimentos y bebidas.
Definimos ayuno intermitente como la renuncia voluntaria a los alimentos durante un periodo específico para distribuir las comidas de una manera distinta a la tradicional.
Habitualmente, no hay normas estrictas de lo que se puede ingerir en las horas en las que no se hace ayuno, ni cuantas calorías. Según la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición) con el período de ayuno se disminuye la ingesta habitual en 300-500 kcal/día permitidas, pero hay que destacar que la base del ayuno intermitente es la restricción de horarios, no de ingesta calórica.
El ayuno de al menos 12 horas al día todos los días comienza a ser cada vez más recomendable. El ayuno intermitente está cada vez más practicado por personas que quieren cuidar tanto su salud como su figura. Numerosos estudios científicos avalan este método natural de vivir, marcado en nuestros genes y olvidado en esta sociedad de híper consumición. El ayuno de 12 horas se puede practicar todos los días del año. Se recomienda el ayuno de mínimo 12 hora al día, es decir, dejar 12 horas entre acabar la cena y desayunar. Desayunar un poco más tarde y seguir con las 2 comidas restante del día sin saltarse ninguna comida. Esto permite al sistema digestivo descansar, asimilar las comidas excesivas, sobre todo en épocas como Navidad o vacaciones de verano.