El orgullo no es de los privilegiados, ni le pertenece a las autoridades o a las marcas comerciales. Le pertenece a las comunidades trans, a las personas racializadas, indígenas, en reclusión, migrantes, nuerodivergentes, con discapacidad, en situación de calle, trabajadoras sexuales, a las que viven con VIH y a todas aquellas con las que el Estado aún tiene una deuda.
Bajo esa premisa, este sábado la Plaza Necaxa fue el primer punto de encuentro para retomar el contenido político. Ahí se repartieron los primeros distintivos, para la seguridad de todos, a las personas que formaron parte del bloque disidente, anunciado días antes por 12 organizaciones y colectivos que apostaron por una marcha de protesta y denuncia.
“Desde el origen de la marcha, entre sus objetivos se encuentra manifestar las demandas de todas las disidencias sexuales, y señalar las faltas y omisiones que el gobierno y las instituciones cometen hacia nuestra comunidad. Garantizar la seguridad, la inclusión y el respeto de todxs lxs asistentes”, habían señalado desde su convocatoria.