El ajolote mexicano es conocido por su capacidad única de conservar características larvarias durante su vida adulta y por su extraordinaria capacidad regenerativa. Sin embargo, a pesar de su asombrosa biología, esta especie endémica de México enfrenta la amenaza crítica de la extinción. Su distribución se ha reducido drásticamente, y actualmente solo se encuentra en los canales de Xochimilco en la Ciudad de México.
El 1 de febrero se celebra el Día Nacional del Ajolote (Ambystoma mexicanum), un anfibio fascinante que ha influido profundamente en la cultura mexicana desde tiempos ancestrales. Esta fecha, declarada oficialmente por el Senado de la República en 2018, tiene como objetivo destacar la importancia de este enigmático ser en nuestros ecosistemas y en la identidad cultural de México.
La conservación del ajolote no es solo una responsabilidad de los científicos y conservacionistas, sino de toda la sociedad. Proteger su hábitat y promover una mayor conciencia sobre esta especie son pasos fundamentales para garantizar su supervivencia.
Ajolote proviene de axolotl palabra originaria del náhuatl que significa monstruo acuático, tiene la capacidad regenerar fragmentos de su cuerpo, desde músculos, huesos, partes del cerebro y hasta nervios. Lo que se dice de ellos es que es el mismísimo dios del fuego y del relámpago, quien se disfrazó de salamandra para evitar ser sacrificado y poder conservarse joven para siempre, pues es la única salamandra que conserva la misma forma desde que las patitas salen.
Además, de esta forma se busca recalcar la importancia que tiene la lucha por su conservación, ya que se encuentra en peligro de extinción, pues el número de ellos se ha reducido demasiado tras la urbanización, contaminación, destrucción de sus hábitats naturales y la caza ilegal de ellos. Con este día se busca recordar que, el protegerlos no es solo parte de los activistas o del gobierno, sino de toda la sociedad mexicana.