Todos los martes, desde las 6 de la mañana, llegan al pueblo cientos de truequeros de municipios aledaños al poblado mexiquense, ubicado al sur oriente de Toluca. Más de 3500 comerciantes instalan puestos de frutas, verduras, comida preparada, ropa y carne de res o pescado en el tianguis de Santiago Tianguistenco.
Sin embargo, este tianguis es diferente, aquí no hay inflación, sino economía solidaria. No se practica la compra-venta, sino el trueque. Una tradición que se remonta a la época prehispánica. “Este era un camino de paso entre Tenochtitlán y Chalma, por aquí pasaban las peregrinaciones”, cuenta Rosalino, integrante del Consejo Indígena del Trueque.

El sello distintivo de la zona de trueque es que al lado de cada puesto puede observarse un montón de leños apilados. ¿Por qué? Los truequeros utilizan la leña en sus hogares porque no pueden pagar el gas, que es mucho más caro. Pero el intercambio no se limita a eso. “Aquí se cambia de todo: verduras, plantas, miel, azúcar, aceite, jabón, pescado cocido y crudo, nopales, papa, etc.”, cuenta Ernestina otra integrante del Consejo Indígena.
Para la comunidad el trueque se convirtió en una respuesta para sortear la crisis económica ocasionada por la pandemia: “Mucha gente que ya no tuvo forma de salir adelante vino aquí. Se truequeaba de todo, desde ropa hasta los propios alimentos. Si no traían madera, no importaba. Lo importante era que trajeran productos”.

Al final, el Tianguis de Santiago Tianguistenco, como dicen Rosalino y Ernestina “es un mercado ancestral que se niega a morir”.