Después de que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, omitiera a la corona española para su toma de protesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España convocó al embajador mexicano en Madrid, Quirino Ordaz, para entregarle una “nota verbal” en la que manifestó su queja por no haber invitado al monarca a la ceremonia.
Con este documento, el gobierno español dio por terminadas las gestiones diplomáticas para intentar convencer a las autoridades mexicanas de incluir a Felipe VI en la invitación dirigida al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. De igual forma, el mandatario expresó su “enorme tristeza porque dos países hermanos, dos pueblos hermanos” no pueden “tener las mejores relaciones políticas”.

Ante esta polémica, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador destacó que, si bien la nueva presidenta dará continuidad a sus políticas, lo hará con base en su “criterio, con su estilo, de manera absolutamente libre”. Por último, sentenció que México “es un país independiente, libre, soberano, que no es colonia ni tierra de conquista, de nadie“.